Según salgo del círculo decido erróneamente acercarme a ver la de Dorotea Lange, documentalista americana de los años 30-40, justo el tipo de foto que yo no disfruto, y en pleno maratón … y lo tengo bastante visto, por si fuera poco, me encuentro a un conocido, saludo cariñoso, breve charla, despedida y a correr.
De nuevo en la calle de Alcalá busco un sitio para cruzar y ver la del instituto Cervantes en el edificio que fue del banco Central, “resiliencia” una colectiva de 10 autores escogidos de los descubrimientos de PHE en América Latina, mientras busco el cruce, me doy un leñazo con uno de esos postes de rodilla que protegen los badenes y otras cosas, y con el dolor y la sorpresa, me despisto un momento y cambio el rumbo a la casa de América en el Palacio de Linares donde esta la de Mauro Restiffe, con unas grandes ampliaciones de actos monumentales en distintas ciudades con panorámicas muy poco comunes que, sin ser, de alguna manera me recuerdan al monumentalismo staliniano, tardo un poco en ubicarme (recuerdo que iba a ver la del Cervantes), por otro lado el tiempo ya va apremiando, pero consigo pararme un momento, centrarme, recuerdo la exposición de estas mismas salas del año pasado, tan distintas. Yo diría que trabaja con película de paso universal (es una cosa que antes se metía en las cámaras donde ahora metemos las tarjetas), deja ver el grano y juega muy bien con los contrastes. Me hubiera gustado quedarme más, pero el autobús no espera.
Casi corriendo voy al centro de arte de Colón donde el teatro Fernán Gómez. Hay una colectiva de los años setenta con el tema de lo cotidiano que veo tan rápido que apenas recuerdo unas pocas cosas, recuerdo gente haciendo fotos por las salas, algunas colecciones de diapositivas retroiluminadas y una exposición muy variada, pero no consigo recordar si me gustó o no, sólo que ya tenia mucha prisa. Antes de ver la exposición estuve mirando un poco la tienda de libros y me compré el catálogo y uno de la colección fotobolsillo de Chema Madoz.
Con el tiempo justito en el intercambiador de Avenida de América me subo en el autobús de las 15 a Zaragoza. Por el camino he comido yogur líquido y magdalenas que llevaba en la mochila y así, durmiendo en un bus termina esta fotospañarathon.Concluyo
Este festival de fotografía es muy grande, siempre hay cosas que me gustan más y cosas que menos, pero siempre tiene un nivel altísimo y da gusto verlo, que duda cabe que si se puede ver con tiempo es mejor que hacer este maratón, pero como este año no ha podido ser de otra manera, desde luego mejor esto que quedarse en casa, como siempre salgo muy contento de que haya alguien que lo haga y yo pueda disfrutarlo y también como siempre el trabajo de “la Fábrica” impecable y magnífico. Una mácula: escasez de folletos.
A pesar de lo que nos tiene acostumbrados nuestro papaestado, esto se hace con un 30% de capital público y un 70% de privado y es rentable (dicen); estos datos son nooficiales cogidos a la memoria de algún lugar que no recuerdo.
Vale
YA NO CONTINUARÁ, PORQUE HA TERMINADO
2 comentarios:
He seguido tu relato, día, a día. Sobre la muestra no puedo opinar, pero lo que es tu narración me ha encanado, la leeré despacito para poder distrutar más de ella. ¿Para cuando una novela?. Mar
Hola Mar:
Muchas gracias por tus cariñosas palabras, me alegra que te guste, lo de la novela lo dejo para más adelante (unos 300 años)
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